El anda solo es un solitario de las montañas y
selvas tropicales centroamericanas, es conocido como “pizote solo”; es un poco
más grande y lanudo que los comunes, los animales que todos conocemos, los que
caminan en manada. En cambio este es un pizote ermitaño de los bosques, un
andante insociable, conocido en algunos lugares como “gato solo”. También es
uno de los animales más astutos que existen.
No tiene en quién apoyarse ni en quién confiar. Camina
de manera muy peculiar, dando saltitos hacia adelante. Su naturaleza es andar
con mucha cautela, va contra el viento para que las brisas arrastren los olores
de los enemigos, o de sus presas. Se detiene, olfatea y observa; es sigiloso y
no hace ruido al caminar, anda sin bulla en los charrales o entre las hojas
secas. Cuando pausa la marcha, lo hace en puntos estratégicos, observa su alrededor y huele, husmea, pero
no en cualquier lugar, sino, justo donde hay amplio panorama. Así sabe
anticipar a lo que enfrentará, ya que la sorpresa no es parte de su itinerario;
en eso estriba la inteligencia de este tipo de coatí.
Por andar solo, no deja margen de error. Si es
emboscado por algún depredador o detectado por perros de caza, solo su destreza
lo podrá librar; por eso es precavido y de andar preciso, no puede ser herido o
lesionado, eso implicaría muchas veces la muerte. Camina zigzagueando, según
las estribaciones del terreno para no ser previsible, y va agazapado entre
vaguadas formadas por las aguas desbordadas que fluyen en las tormentas de la
foresta. Tampoco utiliza sendero alguno, ya sea de humanos, venados o tapires,
pues sabe que son peligrosos por ser custodiados por los grandes depredadores.
Sus enemigos son: el coyote, el puma, el ocelote y
el gato zonto. El jaguar también lo era en antaño, pero ya no existe más en
estas selvas. Ahora el enemigo más terrible para él es el cazador humano, el
más temido, el que acecha con peligro su especie, con sus perros de caza, en
los bosques de café y las selvas primarias.
El anda solo a veces es un caco, llegando a las
granjas para robar gallinas, chumpipes, polluelos y comer huevos, por eso es
odiado por los humanos. Cuando un cazador lo persigue, sabe de antemano que
perderá a más de un can, sin la garantía de matarlo, por eso cuando lo ven a
veces mejor lo dejan ir; sin embargo, si lo hacen y él se siente acorralado, espera
a los perros con la espalda en el suelo haciéndose el indefenso, y cuando se acercan
confiados creyendo que ya lo tienen atribulado, usa sus garras sagaces y las
entierra en puntos vulnerables como el cuello o los ojos; luego se incorpora de
nuevo y continúa su huida. Solamente estando acorralado en alguna cuenca o barranco
puede ser blanqueado por las carabinas o fusiles, por lo general esto sucede
cuando es viejo y el cansancio lo traiciona.
Pero a pesar de ser víctima también es un
depredador, come huevos y crías de aves silvestres a su alcance, desde
faisanes, codornices, pajuiles, chiltotas y chontes; también come reptiles como
lagartijas, tenguereches, iguanas, garrobos tiernos, culebras zumbadoras y
bejuquillas.
La soledad es su mejor amiga, pero a la vez enemiga
íntima. No conoce el pánico porque sabe que es fatal siendo un asceta, pues la
desesperación desacierta los reflejos, siendo uno de sus secretos en la caza, o
bien, durante la estratégica huida.
No todos los pizotes eligen andar solos; su estilo
de vida espiritual, austero y sencillo, es una vocación. Es un animal místico
de las selvas y los bosques nebulosos, siendo difícil para el humano divisarlo.
Muchos a veces lo confunden con el cadejo, animal mitológico del folclor de la
América Central, ya que por la noche al alumbrarlo con las linternas de frente,
sus ojos se ven rojos como el fuego y he ahí la confusión, pero nada tienen que
ver el uno con el otro, el cadejo es atorrante y agresivo, en cambio el Anda
Solo es esquivo y cauteloso.
Trepa por árboles y barrancas con suma facilidad y
baja siempre de frente, sin lanzarse, paso a paso, cabeza abajo, sin correr
pero rápido. No teme al buen caminante, asusta a quien se deja y es parte
importante de la sabiduría de la selva.
Fragmento de la novela “Ojo de Venado”
ISBN: 978-99961-0-538-8
NOTA DEL AUTOR: Les soy sincero, desde que escribí el “Anda
Solo” me costaba distinguir el uso de la tilde diacrítica en la palabra “solo”,
cuando sí o no pinchar con el lápiz arriba de la vocal. Me explicaba la
profesora de sintaxis en la universidad (una viejita simpatiquísima a quien
quería mucho por sus regaños), me decía ella que cuando era pronombre demostrativo
era tónica, y ahí se tildaba, y cuando era adjetivo no se hacía, al final me
enchivolaba todo y los editores terminaban de hacerme la plana.
Pero una vez, platicando con una de las
mejores editoras que hay en este país, además de tener la dicha de haber sido
excompañero de aula de la señora bonachona que es ahora; me explicó que no
había necesidad porque la Real Academia recomendaba no hacerlo, dándome los
detalles técnicos, pero igual me quedé en el aire, no terminaba de entender de
muy sonso que soy.
Visité entonces el sitio web de la RAE, y
sí, en efecto, ahí dice el uso de la tilde en el caso de la palabra “solo”, lo
releí varias veces y les soy sincero, esta es una de las palabras que mas me
cuesta usar; les comparto aquí el enlace, a ver qué dicen ustedes mis estimados
conversas; andasolos…
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